Justicia por mano propia en Casilda

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Un delincuente arrebató la cartera de una mujer y fue golpeado brutalmente por un hombre que pasaba por el lugar y sintió la reacción de actuar para impedirlo.

Un delincuente arrebató la cartera de una mujer y fue golpeado brutalmente por un hombre que pasaba por el lugar y sintió la reacción de actuar para impedirlo.

 

Este viernes por la noche un nuevo hecho de arrebato ocurrió en una zona ya casi liberada para los delincuentes, en esta ocasión la víctima fue atacada sobre calle Yrigoyen entre Sargento Cabral y Chile de Casilda.

 

El sujeto le arrebató la cartera a una mujer que caminaba por calle Yrigoyen y tras lograr el botín no tuvo tiempo de escapar de quien actuaría como su “Justiciero”. Para bien de la mujer que caminaba por esa zona minutos después de las diez de la noche, un hombre que justo pasaba en bicicleta a pocos metros del lugar no dudo en interceder y evitar el robo. Claro, que para lograrlo tuvo que reducir al ladrón “aplicando la fuerza mínima necesaria”. Así, la mujer recuperó su cartera y el delincuente obtuvo varios moretones producto de la corta pero intensa golpiza aplicada por un ciudadano más, que seguramente casando de escuchar las historias de inseguridad de todos los días, habrá tenido como puede sentir cualquier persona mucha impotencia acumulada, esperando ser el “justiciero” por un rato, y más allá de lo que establece la ley, este vecino sintió que hizo Justicia.

 

Si bien no trascendieron mayores datos del ladrón, según lo señalado en el lugar podría tratarse de un menor con un gran prontuario delictivo. La Policía concurrió al lugar tras el llamado de vecinos.

 

En cuanto al lugar donde sucedieron los hechos, desde hace tiempo varios delitos ocurrieron dentro la cuadrícula comprendida por Lisandro de la Torre, 25 de Mayo, Fray Luis Beltrán y Chile; un pequeño radio de apenas seis manzanas con un denominador en común: la oscuridad por la falta de mantenimiento en el alumbrado público. No hacen falta tener muchas “luces” para determinar casi como una ecuación matemática que a mayor oscuridad, mayor índice de delitos. Por tal sería de suma urgencia el compromiso de los gobiernos, tanto locales como provinciales, para poder hacer frente a un plan integral de reemplazo de luminarias e iluminación de los espacios públicos, incluso mucho antes que cualquier otro proyecto “deslumbrador” que no esté directamente relacionado con garantizar el bienestar y la seguridad a los ciudadanos.

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