«Romancito» pudo comenzar ya su tratamiento con hormonas de crecimiento

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Ahora su familia sonríe, ya todo es más relajado y tranquilo, después de 4 años de espera pueden empezar a pensar en que todo se encamina para el bien de su hijo. Román tiene 9 años, aunque padece problemas de crecimiento y debía realizar un costoso tratamiento con hormonas que tenía que proveerle el ESTADO, aunque hasta hace unos días todos estuvieron ausentes… Ausentes durante 4 años, sin importarles nada que un niño se vea detenido en su crecimiento y encerrado en una estructura ósea cinco años menor, ausentes por el sólo hecho de ese egoísmo con el que a veces se digita y planifica desde algunos sectores de la política social.

 

La familia de "Romancito" con una sonrisa que se dibuja sobre sus rostros al recibir la medicación que esperaban desde hace cuatro años.

La familia de «Romancito» con una sonrisa que se dibuja sobre sus rostros al recibir la medicación que esperaban desde hace cuatro años.

 

Y ahora, de repente, todos están… todos quieren aparecer en “la foto”… Señores funcionarios, Señoras funcionarias, demuestren sus capacidades… demuestren su sensibilidad, demuestren que son “humanos” y “justifiquen” sus sueldos. Román no se limita a una caja de hormonas, esa familia tiene aún un largo camino por recorrer en el tratamiento de su hijo, pueden acompañarlos, pueden facilitarles trámites, pueden ayudarlos a gestionar tan sólo lo que les corresponde porque el programa de crecimiento de Nación así lo contempla… Y si no van a hacer nada, al menos no sean un estorbo, no los denigren… Son una familia trabajadora que lucha como cualquier familia que quiere ver bien y felices a sus hijos, papá y mamá trabajan todo el día, sin pretender nada “gratis”, lo único que reclamaron en todo este tiempo fueron las hormonas de crecimiento contempladas por el “Programa Nacional de Enfermedades Poco Frecuentes y Anomalías Congénitas”, porque tienen un costo inalcanzable para cualquier familia.

 

Elizabeth y Damián no dejan de agradecer a todos los que hicieron algo por su pequeño hijo Román, desde un llamado de aliento, compartir una publicación o incluso golpear puertas en busca de ayuda, a todos, infinitas gracias de parte de ellos. La mirada transparente acompañada de una prolongada sonrisa en el rostro de un niño no tiene precio…

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