Entre el clásico familiar y la frescura vegetal: dos propuestas para renovar la mesa

Entre el clásico familiar y la frescura vegetal: dos propuestas para renovar la mesa

La cocina argentina tiene pilares indiscutibles y la carne al horno con papas ocupa, sin dudas, un lugar de privilegio en el podio de los platos invernales y domingueros. Se trata de esa preparación que soluciona el almuerzo con una sola fuente y que, más allá de su sencillez, requiere de ciertos trucos para lograr el punto perfecto. Sin embargo, los hábitos de consumo actuales también piden opciones más livianas, rápidas y vegetales, por lo que combinar este clásico con una ensalada proteica de garbanzos y palta resulta una estrategia ideal para equilibrar el menú semanal.

El arte de la carne al horno con papas

Para arrancar con este “platazo”, la clave reside en la paciencia y el adobo. Si bien funciona con cortes variados como vacío, marucha, lomo o tira de asado, el secreto es no escatimar en sabores. Para medio kilo de ternera, lo ideal es preparar un bol con sal, pimienta, ajo, cebolla en polvo, una cucharada generosa de pimentón dulce y orégano. A esta mezcla se le suma aceite de oliva para “embadurnar” bien la pieza y dejarla descansar, permitiendo que la carne absorba los aromas antes de entrar al calor.

Mientras la carne reposa, el acompañamiento se prepara pelando y lavando dos papas medianas y dos papas rojas, cortándolas en cuartos o cubos grandes para que resistan la cocción sin deshacerse. Una asadera pincelada con aceite de oliva servirá de base para colocar las papas y, sobre ellas, la carne ya condimentada. La técnica de cocción es fundamental: se lleva a un horno precalentado al máximo (entre 200 y 230 °C) durante los primeros diez minutos para sellar sabores. Luego, se baja la temperatura y se cocina por unos 40 minutos más. Es vital dar vuelta todo a mitad de cocción y, si la fuente se ve seca, agregar un poco de caldo o agua hasta que las papas estén doradas y tiernas.

Una alternativa fresca y nutritiva en minutos

Como contrapunto a la contundencia de la carne, o simplemente como una opción para días de poco tiempo, la ensalada de garbanzos y palta se presenta como una solución brillante que no requiere encender la hornalla. Esta receta, que rinde cuatro porciones, se destaca por ser apta para dietas mediterráneas, libre de gluten y rica en fibra. La preparación se resuelve en apenas 20 minutos y la combinación de texturas es lo que la hace especial.

La base de este plato fresco consiste en dos latas de garbanzos (sin sal agregada y previamente enjuagados) que aportan la estructura, mezclados con tres tazas de tomates uva (o cherry) cortados al medio y media cebolla morada cortada en plumas finas para dar crocancia. El protagonista cremoso es la palta: se necesitan dos unidades grandes cortadas en cubos. El aderezo es simple pero efectivo: en un bol grande se baten cuatro cucharadas de jugo de limón, dos de aceite de oliva virgen extra, sal y pimienta. Luego se incorporan los vegetales y se mezcla con suavidad para que la palta no se desarme, logrando un plato colorido y saciante.

Secretos para personalizar los sabores

Volviendo a la carne, la versatilidad es su mayor virtud. Aunque el paladar local suele inclinarse por el ají molido, el pimentón y el laurel, no hay que temerle a la innovación. Se puede perfumar la preparación con toques más exóticos utilizando cúrcuma, jengibre o baharat. Para quienes buscan un perfil más intenso, unas gotas de humo líquido o salsa de barbacoa transforman el plato por completo.

Incluso el marinado acepta variantes ácidas como el aceto balsámico o unas gotas de salsa de soja, que ayudan a tiernizar las fibras. Otra opción infalible para darle un acabado distinto a la carne es pincelarla con mostaza o un poco de salsa de tomate antes de hornear. Ya sea apostando a la cocción lenta y tradicional de la carne o a la inmediatez fresca de la ensalada de garbanzos, ambas recetas demuestran que comer bien es cuestión de elegir los ingredientes correctos y dedicarle el tiempo justo a la cocina.

Magdalena Sánchez